Por Zachary Small / The New York Times
Una forma de entender la crisis actual de la industria de los videojuegos es observar de cerca el traje del Hombre Araña.
Durante décadas, empresas como Sony y Microsoft han apostado a que los gráficos realistas eran la clave para atraer públicos más grandes. Al invertir en tecnología, han convertido mundos planos pixelados en experiencias que a menudo dan la sensación de entrar en una película.
En el 2023, los diseñadores de Marvel’s Spider-Man 2 utilizaron la potencia de procesamiento de la PlayStation 5 para que los trajes de Peter Parker tuvieran texturas realistas y las ventanas de los rascacielos pudieran reflejar los rayos del sol.
Ese nivel de detalle no fue barato.
Insomniac Games, propiedad de Sony, gastó alrededor de 300 millones de dólares para desarrollar Spider-Man 2, según documentos filtrados, más del triple del presupuesto del primer juego de la serie, lanzado 5 años antes. Buscar el realismo hollywoodense requiere presupuestos de nivel Hollywood, y aunque Spider-Man 2 vendió más de 11 millones de copias, varios miembros de Insomniac perdieron sus empleos cuando Sony anunció 900 despidos en febrero.
Los juegos cinematográficos se están volviendo tan caros y requieren tanto tiempo para producirse que la industria de los videojuegos ha comenzado a reconocer que invertir en gráficos está proporcionando réditos financieros disminuidos.
“Está muy claro que las imágenes de alta fidelidad sólo están moviendo la aguja para una clase vocal de jugadores de entre 40 y 50 años”, dijo Jacob Navok, un ex ejecutivo de Square Enix que ahora tiene su propia compañía de medios. “¿Pero a qué juega mi hijo de 7 años? Minecraft. Roblox. Fortnite”.
Joost van Dreunen, profesor de la Universidad de Nueva York, dijo que estaba claro lo que valoran las generaciones más jóvenes en sus videojuegos: “Jugar es una excusa para juntarse”.
Cuando millones de personas están felices de jugar juegos antiguos con gráficos obsoletos —incluyendo Roblox (2006), Minecraft (2009) y Fortnite (2017)— eso crea retos para los estudios que producen títulos exitosos para un solo jugador. El público de la industria se ha reducido ligeramente por primera vez en décadas. Estudios están cerrando rápidamente y despidos generalizados han afectado a más de 20 mil empleados en los últimos dos años.
Los estudios están dando cada vez más prioridad a juegos con gráficos básicos que se pueden jugar en los teléfonos inteligentes que ya están en el bolsillo de todos. Genshin Impact, del estudio Hoyoverse, gana aproximadamente 2 mil millones de dólares cada año sólo en plataformas móviles, reporta el rastreador de datos Sensor Tower.
David Reitman, director administrativo de PricewaterhouseCoopers, ve un futuro en el que la inteligencia artificial se encargará de la mayor parte de los elevados costos. Dijo que algunos estudios ya estaban utilizando algoritmos inteligentes para mejorar los gráficos.
Pero otros están menos convencidos del potencial de la IA. “La idea de que habrá contenido de IA antes de que descubramos cómo funciona y de dónde obtendrá los datos es muy difícil”, afirmó Rami Ismail, desarrollador de juegos en Países Bajos.
A Ismail le preocupa que los grandes estudios estén en una situación difícil donde los juegos tradicionales se han vuelto demasiado caros, pero los juegos de servicio en vivo se han vuelto demasiado riesgosos. Señaló juegos recientes que tenían un realismo asombroso y ventas mediocres: Avatar: Frontiers of Pandora (guijarros de grava individuales que proyectan sombras) y Senua’s Saga: Hellblade II (rayos de luz solar parpadean a través de los árboles).
Recordó una pregunta que surgió durante la pandemia.“¿Cómo podemos, como industria, crear juegos más cortos con peores gráficos con gente a la que se le paga bien por trabajar menos?”, dijo Ismail. “Si podemos, entonces podría haber esperanza a corto plazo. De lo contrario, creo que el lento estrangulamiento de la industria de los juegos continúa”.
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