Por Simran Hans / The New York Times
LONDRES — En el 2023, Marianne Jean-Baptiste estaba en un vuelo de Los Ángeles a Londres, sintiéndose “petrificada”.
La actriz iba a pasar los siguientes cinco meses trabajando con el veterano director británico Mike Leigh. Como ocurre con todos los proyectos de Leigh, no había guión y Jean-Baptiste no sabía que ella interpretaría el papel principal, mucho menos de qué se trataría la película. También sería la primera vez que la pareja trabajara junta en casi 30 años.
La última vez que Jean-Baptiste y Leigh hicieron una película, “Secretos y Mentiras”, les valió a ambos nominaciones a los Premios de la Academia de 1997, y Jean-Baptiste se convirtió en la primera actriz británica negra nominada a un Oscar. Su actuación de reparto como Hortense, una joven serena que conoce a su intensa madre biológica, lanzó la carrera cinematográfica de Jean-Baptiste. En el 2002, dejó su ciudad natal de Londres para mudarse a Los Ángeles y desde entonces ha trabajado de manera constante en papeles más pequeños en pantalla.
Pero volver a hacer mancuerna con Leigh daría a Jean-Baptiste, de 57 años, la oportunidad de interpretar otro personaje central complejo. “Dios, espero que todo vaya bien”, recordó haber pensado en el avión. Definitivamente parece haber sido así: una vez más, su colaboración con Leigh está despertando comentarios de un Oscar, y el mes pasado ganó el premio a la Mejor Actriz en los premios del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York.
La película “Hard Truths” se centra en Pansy, interpretada por Jean-Baptiste, una mujer cascarrabias de mediana edad que escupe veneno a dependientes desprevenidos, a bebés calvos, a su hijo y a su dentista, entre otros. ¿Qué aqueja a Pansy? “Ella dice que la gente”, dijo Jean-Baptiste en una entrevista, riéndose maliciosamente. Pero Pansy está sufriendo y la actriz encuentra la vulnerabilidad detrás del exterior cáustico de su personaje.
Cuando Jean-Baptiste vio la película terminada, dijo que no se reconoció como Pansy. “La miro y digo: ‘¡No me veo así! Esa no soy yo’”. Ella atribuyó esta transformación a los métodos de inmersión de Leigh.
Una vez que llegó a Londres, Jean-Baptiste y Leigh se pusieron a trabajar. Ella y los demás actores pasaron meses mapeando meticulosamente cada detalle de la psicología de sus personajes. Luego improvisaron.
Jean-Baptiste dijo que cuando asistió a los Oscares en 1997, “no sabía lo que significaba estar nominada”, pero “ahora sí lo sé”. Ella estaba al tanto de los rumores sobre el premio de la Academia, dijo, y agregó que, si bien intentaba no tener grandes expectativas, era halagador. “¿Por qué desestimarías a la gente que dice: ‘Creemos que eres muy buena en tu trabajo?’”, preguntó.
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