De un lado, el equipo Valencia y del otro el Soledad FC. Los dos equipos tienen un objetivo común: meterle un gol a la violencia. Desde el año 2000, el equipo Soledad FC se enfoca en rescatar a niños y jóvenes en riesgo social para evitar que se metan en el mundo de la criminalidad.
La iniciativa es positiva. Cada día cerca de 200 niños y jóvenes en riesgo social acuden a los entrenamientos para disfrutar la pasión del fútbol y descontaminarse un poco del entorno que sufren en sus comunidades.
La mayoría de los muchachos provienen de colonias en donde ha tomado fuerza la delincuencia como la San Miguel, Las Torres, Flor del Campo, El Carrizal, Buenos Aires, Suyapa, entre otros, que son consideradas de alto riesgo en la capital.
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El objetivo es que los jóvenes no sean reclutados por las maras y pandillas, comenta Rigo Antúnez, entrenador de la categoría U-16.
Reconoce que la idea de este proyecto fue del señor Oswaldo Herrera, “para alejar a los jóvenes de las cosas negativas”.
Todas las tardes, los muchachos son convocados a la cancha del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop), para entrenar y prepararse para las competiciones.
Pero no todo es fútbol, cada uno de los ocho entrenadores está obligados a fomentar valores morales y espirituales a los muchachos para evitar que se sumerjan en el mundo de la delincuencia.
El día del partido, a la orilla de cancha se escuchan los gritos del entrenador Antúnez dándoles instrucciones a los muchachos.
Segundos más tarde, se produce un tiro de esquina que fue aprovechado por el capitán del Soledad FC, que con un certero remate venció al portero rival y le dio el triunfo a su equipo.
Con ello vino un alivio para el Soledad FC, que más que generar puntos en todas sus categorías, busca inculcar en los jóvenes los valores que se han perdido en la sociedad.