TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Hace más de dos décadas las pandillas callejeras que doman barrios y colonias en el país optaron por “reclutar” mujeres de toda edad, usándolas como “amantes”, expertas en espionaje, sicariato, extorsión de fuertes sumas de dinero mediante amenazas, secuestros y asesinatos sistemáticos. Curiosamente, las “muñecas” de la mafia también son “reclutas” de “élites” nacionales.
Los gobiernos -desde eras de Ricardo Maduro- han atacado y sometido en cárceles a temibles cabecillas de grupos criminales. La MS-13 y la 18, entre los más fuertes. Sin embargo, su terror ha ido más allá de lo pensado. Sus juntas coparon lo privado y lo público. Es difícil, ahora, divisar frente a quién o quiénes se está en amenas pláticas, de amistad, de amor, de negocios o de política.
Para despistar víctimas o a los mandos, desde sus guaridas controlan a sus presas -mujeres y hombres con vida aparentemente normal- para lavar dinero en sinfín de negocios; sus líderes viven como reyes y reinas en sitios exclusivos de varias ciudades. Tienen flota de autos, pompa, armamento, alta tecnología (cámaras) para evadir retenes a toda costa.
Su blindaje, en cambio, es como tocar una colmena en busca de la reina; entre más se hurgan sus cuevas, más se expanden. La Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) y la Policía Militar capturan cuatro, ocho, los envían a prisiones y en pocos días ya tienen sustitutos. Se ramifican rápidamente. Pequeños poblados están sitiados por dos o tres miembros tatuados o no.
Los narcos y sus apéndices, unos sin disimulo, pasan en cafetines, en citas pomposas. Cazaron banqueros y políticos quienes sutilmente elevaron, valiéndose de la “equidad de género”, a mujeres de varios estratos y épocas, de buen porte o no, infladas o no. Las cuelan en los tres poderes del Estado. Sirven, no todas, de desagües del dinero atracado a chorro de entes. El Seguro Social nutrió a lecheros, bailarinas, a toda una caterva de “muñecas” de la mafia trajeada.
Unas se van y otras llegan a curules. Las “usan”, según su talante, para hacer trinques diversos, vistos como “legales”. También alivian penas en sus camas para valer su costoso tren de vida. Yates, helicópteros, carros blindados, seguridad, comilonas hasta el amanecer, empleos para su familia, incluida mamás aquí y mamás allá, todo a lomos de fraguar lo robado al erario.
Hoy están con un político, mañana, de acuerdo al tipo de cambio, se alzan con capos de la droga. En su cadena de gozos, se roban el bienestar de las mayorías. ¿Cuál será la diferencia entre las “muñecas” de pandillas callejeras y las “muñecas” de la mafia solapada? Casi nada. Las dos barren bolsos públicos o privados. A una se le llama pandillera y a la otra señorita tal o señora de tal. ¿Cómo te quedó el ojo?
Igual al mundo ruin, en rulos políticos e industriales, las “muñecas” escalan, ganan y piden más cupos por “méritos”, sin importar si son oficialistas; las “rivales” también son maniquís de líderes de la “oposición”. Mientras maman, se juran severas, egoístas, egocéntricas, altivas, con collar de impolutas, pero son frutas, divinas, “muñecas” con cara de yo no fui de la mafia catrina catracha. Que nadie se sienta aludida, ¡por favor!
Los gobiernos -desde eras de Ricardo Maduro- han atacado y sometido en cárceles a temibles cabecillas de grupos criminales. La MS-13 y la 18, entre los más fuertes. Sin embargo, su terror ha ido más allá de lo pensado. Sus juntas coparon lo privado y lo público. Es difícil, ahora, divisar frente a quién o quiénes se está en amenas pláticas, de amistad, de amor, de negocios o de política.
PAGO
Si bien las pandillas siembran pánico y muerte para lograr ricas “ganancias” y sujetar zonas, sus brazos atrapan, además, hogares, torciendo hijos, madres, esposas, a quien se les ponga enfrente. Si alguien intenta desertar, lo ajustician a su manera cruel, sin distingos de ningún tipo. En su barbarie, parten, desaparecen o lanzan sus cadáveres encostalados. ¡Despiadados!Para despistar víctimas o a los mandos, desde sus guaridas controlan a sus presas -mujeres y hombres con vida aparentemente normal- para lavar dinero en sinfín de negocios; sus líderes viven como reyes y reinas en sitios exclusivos de varias ciudades. Tienen flota de autos, pompa, armamento, alta tecnología (cámaras) para evadir retenes a toda costa.
Su blindaje, en cambio, es como tocar una colmena en busca de la reina; entre más se hurgan sus cuevas, más se expanden. La Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) y la Policía Militar capturan cuatro, ocho, los envían a prisiones y en pocos días ya tienen sustitutos. Se ramifican rápidamente. Pequeños poblados están sitiados por dos o tres miembros tatuados o no.
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DELITOS
A diario topan hasta doce mareros de bandos en contienda. Muy común que en redadas caigan dos y tres mujeres, jóvenes o maduras diestras en secuestros, extorsión. Igual, frías para matar con armas livianas o de grueso calibre. En su “bajo mundo” las pandillas de calle tienen su “competencia” que es “el mundo de alta sociedad” que, vestido de seda, trama y ejecuta grandes maldades.Los narcos y sus apéndices, unos sin disimulo, pasan en cafetines, en citas pomposas. Cazaron banqueros y políticos quienes sutilmente elevaron, valiéndose de la “equidad de género”, a mujeres de varios estratos y épocas, de buen porte o no, infladas o no. Las cuelan en los tres poderes del Estado. Sirven, no todas, de desagües del dinero atracado a chorro de entes. El Seguro Social nutrió a lecheros, bailarinas, a toda una caterva de “muñecas” de la mafia trajeada.
Unas se van y otras llegan a curules. Las “usan”, según su talante, para hacer trinques diversos, vistos como “legales”. También alivian penas en sus camas para valer su costoso tren de vida. Yates, helicópteros, carros blindados, seguridad, comilonas hasta el amanecer, empleos para su familia, incluida mamás aquí y mamás allá, todo a lomos de fraguar lo robado al erario.
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GALÁN
Valiosas frutas finamente empacadas. Otras, con cargos intermedios, maquillan papeles, gozan jugosos salarios pues su padrino, no forzosamente político, está en lo privado, desde sillones y fastuosas oficinas, vigilando la dicha de su banca por la efectiva “labor” de los mil usos de su “muñeca” que sacia sus gustos. “Sagrados personajes del año”.Hoy están con un político, mañana, de acuerdo al tipo de cambio, se alzan con capos de la droga. En su cadena de gozos, se roban el bienestar de las mayorías. ¿Cuál será la diferencia entre las “muñecas” de pandillas callejeras y las “muñecas” de la mafia solapada? Casi nada. Las dos barren bolsos públicos o privados. A una se le llama pandillera y a la otra señorita tal o señora de tal. ¿Cómo te quedó el ojo?
Igual al mundo ruin, en rulos políticos e industriales, las “muñecas” escalan, ganan y piden más cupos por “méritos”, sin importar si son oficialistas; las “rivales” también son maniquís de líderes de la “oposición”. Mientras maman, se juran severas, egoístas, egocéntricas, altivas, con collar de impolutas, pero son frutas, divinas, “muñecas” con cara de yo no fui de la mafia catrina catracha. Que nadie se sienta aludida, ¡por favor!