TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los patos disparan a las escopetas. Así ocurre en Honduras donde los corruptos nos hablan de “dios” y de pudor. No obstante, brolló otro escándalo en tiempos duros, al estilo del perpetrado contra el Seguro Social.
“Invirtieron millones” en “hospitales” y salieron con unas carpas iguales a un billete de a tres. Gatos para salvar políticos y financieros intocables.
Tras la crisis sanitaria hurgada por el coronavirus a nivel mundial, nuestro escuálido sistema hospitalario desnuda el descaro de aquellos que por décadas han asegurado sus proles a punta de vender equipos de segunda mano como si fuesen de primera categoría. Grotesco chorro de pus de “alto nivel”.
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Se olvidaron de Mario Zelaya Rojas y su pandilla, entre amantes, amigos, testaferros y de todo su nido de tufo consentido por el fenecido régimen del digno Porfirio Lobo Sosa quien ahora escupe a medio mundo, pide la expulsión de Juan Orlando Hernández Alvarado cuando, igual que todos, apadrinó fechorías vitoreado por prensa corrupta.
Cuartos
¡Prohibido olvidar! Nada malo es exigir a los millones de catrachos que salgan de sus ocultas redes sociales. Que pongan, por lo menos una vez en sus vidas, el pecho, pues desde escondites cualquiera le grita o tilda de corrupto a quien sea. Honduras, repetía el pintor de murales César Rendón: “Es una cuartería; aquí todos nos conocemos”.
En palabras llanas, ya se sabe quiénes son narcos, corruptos, blasfemos y pedófilos, entre sinfín de pícaros, afamados en palacios, en micrófonos e iglesias útiles para maquillarlos. Así rasgan lo sagrado y cacareado en falsos púlpitos.
Roba el político, el empresario, dan una raja a sus grifos y acusan de avieso a quien dibuja sus diabluras en simples letras. El país al revés.
¡Candil de la calle, oscuridad de la casa! “Pepe” Lobo fustiga y acusa de podrido a JOH, olvidando por provecho su tétrica gestión, igualmente reputada por narcotráfico y un parto de podredumbre finamente tratados en “éticos picos” que él mismo premió con televisoras y radios, de repente, pensando, juzgamos, en cobrar favores en su tribulación. Empero, ¡el bandido soy yo!
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Pillaje
Ya no se habla de “Los Tetos” ni de los empresarios lecheros, ni de la chilena con quien Mario Zelaya y compañía hizo y deshizo los fondos del IHSS laureado, en su era, por mansos reporteros que hoy saltan estirados y muy pulcros gritando otro gigante atraco en Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H), otra fábrica de piñatas en tiempos de pandemia.
Invest-H, dirigida por el noble Marco Bográn Corrales, habría tirado millones en “hospitales móviles invisibles” para curar pacientes con coronavirus. Por lo visto, debemos tragarnos otro inodoro que bloquea el estómago de ciertos periodistas queridos de financieros y políticos mañosos. Así la leche de unos cuantos forajidos de traje y corbata.
Bográn —como otros oficinistas— juró que todo está legal. Parecida tesis nos dio Mario Zelaya sobre el colosal robo al Seguro Social y las ambulancias eran de cartón. Ladrón no delata a ladrón si la tajada mayor es para el patrón. ¿Cuál billete de a tres?
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