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Nessim Bassan: la pintura como poesía de la imagen

La pintura de Bassan habla desde sus propios códigos, es pintura de la pintura, lenguaje que le arranca al color y a la forma su modo de acercarse a la vida y a todo lo humano. La obra del artista panameño se exhibe en el Museo para la Identidad Nacional (MIN) de Tegucigalpa
28.03.2023

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La primera impresión que tuve al ver la obra pictórica del artista panameño Nessim Bassan fue que en ella convivía una época.

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Mi memoria la remitió inmediatamente al período de los años sesenta y setenta del siglo XX, especialmente a la estética minimalista y a ciertas notas de lo que se conoció en Estados Unidos, específicamente en Nueva York, como pintura de los campos de color.

Examiné cuidadosamente las imágenes que me hizo llegar el artista y curador de la muestra Pancho López y valoré que esta pintura estaba reafirmando valores que son necesarios debatir dentro de un medio cultural caracterizado por el frenesí, por el ruido visual o eso que he llamado “intoxicación del color”.

Frente a un mundo que confunde el dramatismo con el escándalo, frente a una realidad dantesca derivada en frío espectáculo, frente a la emoción descontrolada de la sociedad contemporánea, aparecía ante mis ojos una obra serena: con convicciones, pero sin sobresaltos; con visiones, pero sin obsesiones.

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Una pintura silenciosa me habitaba y había que dejarla entrar, quería que ella se instalara en mí, comprendí que la única forma de dialogar con estas obras es dejándolas gravitar en los límites de nuestra propia sensibilidad.

La pintura de Bassan habla desde sus propios códigos, es pintura de la pintura, lenguaje que le arranca al color y a la forma su modo de acercarse a la vida y a todo lo humano.

El pintor Otto Piene, llamó a este tipo de pintura “materia sensibilizada” porque habla desde la constitución de su materialidad, de su forma.

“Tienda de licores”, Nessim Bassan.

La obra de Nessim Bassan es sensibilidad estructurada. Aparte de algunas piezas como “Bodegón con ventana hacia el mar” (2010) o “Tienda de licores de la calle cuarta” (2012), el conjunto de las obras seleccionadas para esta muestra no ofrece una referencialidad fácil, lo que sí existe es una realidad problematizada por el lenguaje de la pintura.

Podría objetarse que esta pintura se aparta de la vertiente de la crítica social y, sobre todo, de la condena política tan instalada en la región; frente a esto puedo decir que cuando el trabajo de un artista disloca los códigos establecidos por la tradición y propone estrategias de visibilidad más complejas, ya está cuestionando por otras vías a los circuitos culturales que nos invitan a ver la realidad desde relaciones comunes y corrientes, desde percepciones planas que no provocan tensiones ni búsquedas conceptuales más abiertas y profundas: pintura para ver, también para pensar.

Lo que vemos en la obra de Nessim Bassan es lo que la estética moderna llamó “pintura objeto”, trazada sobre la unidad entre pintura y soporte, desde allí se construye toda la concepción del espacio.

La virtualidad espacial se ve articulada por trazos geométricos, por los múltiples enfoques que produce el arte serial de naturaleza cinética, tal como se aprecia en la obra Plan cosmológico que detalla la visión de Copérnico o por esa monocromía sutil que se aleja del destello fragoso para ofrecernos un espacio serenamente lúcido.

Generalmente, esta pintura reposa en el cuerpo de los soportes bidimensionales, aunque en algunas oportunidades se deja seducir por el volumen.

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Otra característica central en la obra de Bassan es que rompe con los hábitos perceptuales, es una obra que adquiere una energía inusitada en los cambios de ritmo para luego encontrar el sosiego en el diseño relajado y a veces lírico.

La serenidad de la que hablé al principio en ningún momento significa estatismo, esta obra es esencialmente dinámica, pero se mueve por fuera de la irritación visual tan común en muchos pintores que privilegian el grito a las leyes de la construcción.

En fin, lo que vemos en la estética de Nessim Bassan es un orden de estructura e imagen, de figura y fondo, de forma y color, allí reside la potencia de su discurso visual, es desde allí que esta pintura se acerca a nosotros, es desde allí donde la forma revela sus secretos.

“Mecanismo submarino”, Nessim Bassan.