Tegucigalpa

La venta de libros usados en la capital: un negocio que el Internet amenaza con desaparecer

Las librerías de segunda mano, ubicadas en el Casco Histórico de la capital, enfrentan grandes retos económicos. Las ventas se mantienen gracias a aquellos que aún siguen prefiriendo el placer de pasar las páginas de papel

14.08.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Entre el bullicio de la ciudad y el humo de los vehículos, cerca del puente Carías (llamado oficialmente Puente 12 de Julio), hay espacios destinados especialmente para los que aún disfrutan el placer de la lectura.

EL HERALDO recorrió los puestos de libros usados, localizados en el Centro Histórico de la capital: ahí se halla todo lo que un amante de la literatura espera.

Aunque la era digital está en su auge, los adelantos tecnológicos aún no vencen a las librerías de segunda mano. Al acercarse a las aceras y estantes, muchas veces improvisados y cubiertos con plásticos, se observan libros empolvados, con renglones subrayados y olor a humedad. La mayoría en buen estado, esperando revivir entre las manos de un ávido lector.

Los que tienen las portadas rotas, las hojas dobladas, amarillentas y llenas de anotaciones no están en exhibición, sin embargo para los grandes coleccionistas realmente esas características hablan de una vida previa, de un camino recorrido.

En estos espacios, que cada vez pierden más protagonismo en la capital, confluyen los comerciantes -que se dedican a vender y comprar libros como mercancía- y los auténticos 'libreros' -personas con mucho conocimiento literario y gran preparación intelectual.

Una de las principales ventajas de acudir a este mercado ambulante es que hallará muchos títulos que difícilmente hay en una prestigiosa librería. Hay libros de remate, enciclopedias, novelas y diccionarios. ¿Y por qué descuentos en un 'pulguero' de libros? El motivo es que el Internet ya los mandó a mejor vida.

Los precios varían dependiendo el estado del ejemplar. Hay libros de cocina, química, derecho, historia, arte, entre otros.

Según los dueños de los puestos de libros usados, sus ventas se mantienen gracias a aquellos que aún siguen prefiriendo el placer de pasar las páginas de papel. El problema es que la ganancia cada vez se vuelve menor.

Ellos narran que recorrer los alrededores del Teatro Manuel Bonilla, la esquina de Casa Alianza, el mercado Colón y el San Isidro, 10 años atrás, era un completo pasadizo de literatura; un panorama que ya no es igual.

'Esto no da para sobrevivir'
Doña Leyla Pavón es una vendedora innata. Tiene más de 17 años de dedicarse a la venta de libros usados. A pesar de su irradiante simpatía, en su mirada se nota el pesar que le genera la decadencia de las ventas.

Mientras ordena el repertorio disponible para sus clientes, cuenta que empezó el negocio gracias a otro vendedor de la zona que le donó decenas de libros tras retirarse de las aceras, porque las ventas habían disminuido considerablemente.

'Esto no da para sobrevivir. Me he quedado aquí porque me gusta la literatura, pero la verdad es que al hondureño casi no le gusta leer. La gente ahora baja todo por Internet', dijo.

Doña Leyla está ubicada en la esquina de Casa Alianza. Aparte de dar bajos precios en obras de Gabriel García Márquez y autores hondureños como Aída Castañeda y Ramón Amaya Amador, vende agua, frutas, ropa y zapatos usados. Desde L 15 hasta L 200 puede pagar un lector que decida llevarse una obra del humilde negocio.

A escasos metros se ubica don José Orlando Santos, también comerciante de libros usados. Durante 13 años se ha dedicado a recomendar buenas obras literarias. Después de una década ha acumulado cientos de obras en una bodega, que para él ya está completamente devaluada.

'Esto no se vende ya. En 2010 vendía entre L1000 y L1500, ahora L300 es lo máximo al día y hay semanas que no vendemos nada'. A pesar de las dificultades, siempre ofrece joyas a los lectores desde las 9:30 AM hasta las 5:00 PM. En el semáforo de casa Alianza, cerca del puente Carías, está su negocio ubicado en plena acera.

El caso de Javier Rivera Almendarez, trabajador de una de las librerías de usados más grandes del mercado San Isidro, también es similar.

'El Internet ha matado la venta de libros y también está matándoles la vista a muchos. Ahora prefieren descargarlos, pero nunca será lo mismo ojear un libro', expresó.

Además, puntualizó que vendedores de libros usados hay pocos y pueden contarse con los dedos. 'Ya todos nos conocemos, no somos muchos'.

Al final todos converjen en lo mismo: la decadencia de la venta de libros de segunda mano. A pesar de las limitantes, aún conservan la esperanza de ver llegar a más clientes que buscan joyas literarias.