TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Como un manto verde que proyecta un espejismo de tranquilidad, el lirio acuático oculta bajo su hermosa apariencia que es un invasor y que puede consumir hasta medio millón de metros cúbicos de agua de la represa Los Laureles.
Pero esa belleza engañosa no pasa desapercibida para la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS) que, en consecuencia, cada año retira más de una tonelada de la hermosa, pero invasora planta que prolifera en el embalse durante la temporada seca.
Hay que recordar que Los Laureles es el embalse que abastece al 30% de los abonados directos del ente que administra el recurso del agua en el Distrito Central, es decir, unas 39,300 cuentas, de las 131 mil que confirma esa entidad.
Trabajos
Arturo Tróchez, titular de la UMAPS, explicó a EL HERALDO que hasta el 23 de mayo de este 2024, a través de trabajos en conjunto con personal de la Alcaldía Municipal, ya retiraron 121 toneladas de lirio del embalse que por el momento está a un 29% de su capacidad (2.9 millones de metros cúbicos).
“Aún lo estamos evacuando, esos son trabajos que realizamos todos los días. La proliferación es producto de la contaminación que hay aguas arriba, ya sea por aguas negras o fertilizantes que utilizan campesinos”, explicó mientras se refería al río Guacerique.
El entrevistado detalló que el lirio acuático es una planta que se alimenta de nutrientes, como el fósforo y nitrógeno. Además, sobre la inversión que realizan para evitar que el agua que almacena la represa sea consumida, explicó que no la estiman en dinero y la calculan en “trabajos de horas hombre”.
“Lo ideal es que no exista y nuestros planes es tener en el futuro una máquina que podrá recorrer la superficie del agua y con ella poder triturar las plantas para luego desecharlas”, notificó.
Sobre la planta flotante, el alcalde Jorge Aldana explicó que las limpiezas en las cuencas de las represas son permanentes y los lirios son un reflejo de los contaminantes existentes y es por eso que es importante retirarlas.
Condiciones
Eduardo Rico, director del Centro de Estudios Marinos (CEM), explicó a EL HERALDO que la proliferación del lirio acuático surge cuando la planta obtiene un exceso de niveles fisicoquímicos en el agua, como el fósforo y el nitrógeno.
“Cuando esos niveles son normales, el lirio acuático también se mantiene normal y no cubre tanto el espejo del agua. Sin embargo, la problemática en Los Laureles o el mismo lago de Yojoa es que se llena de esa planta por el exceso de nutrientes en esos sistemas”, reveló.
En el caso puntual de Los Laureles, el biólogo resaltó que existen más nitrógeno y fósforo derivados de la agricultura y aguas servidas (también se les conoce como residuales, negras o cloacales).
El experto destacó que por la ubicación de ese embalse hay colonias que están conectadas al sistema de alcantarillado, pero hay otras que no, así como también la presencia de invasiones o industria militar aledaña.
“Hay muchos factores que de alguna forma u otra aportan esos nutrientes a la represa y al elevarse hacen que esa planta aumente en su volumen. Tomemos un ejemplo, si usted se pone a comer todo el día mirando televisión, aumentará de peso rápido, es un caso similar y todo tiene que ver con lo que está alrededor de esta represa”, contrastó.
Alternativa de combate
Aunque se desconoce la fecha y lugar exacto en que el lirio acuático llegó a Honduras, ya que no es una planta autóctona, Rico no descartó la posibilidad de una introducción cuando estaban en auge las bananeras.
Asimismo, destacó que en otros países de la región de África del sur se tomó la iniciativa de controlar la planta invasora en represa con la introducción de un insecto capaz de devorarla y así frenar la propagación.
No obstante, introducir especies también generan otros problemas, por lo que para aplicar una medida como esa se requieren exhaustivos análisis biológicos previos para evitar daños.
“La planta posee un sistema de raíces radicular, está llena de gas. Las raíces van hacia abajo a forma de obtener la mayor cantidad de nutrientes, no está fijada a la tierra y se mueve por todo el sistema porque es flotante”, destacó.
Azolvamiento en Los Laureles
Más allá de la pérdida de agua que provoca la invasión del lirio acuático, optimizar el volumen que logra albergar el embalse con un “desazolvamiento” es un tema que en varias ocasiones, según el titular de la UMAPS, se ha “popularizado”.
Sin embargo, el ingeniero reveló que con base a estudios que ya se han realizado, el costo beneficio sería mínimo para incrementar el volumen, que según las especificaciones técnicas del embalse, a su máxima capacidad es de diez millones de metros cúbicos.
“Hacer el trabajo implicaría clausurar durante un tiempo el embalse y en ese momento no se podrían abastecer los sectores que dependen de él, por eso es un tema que descartamos”, puntualizó.