Las seis unidades fueron adquiridas en el gobierno anterior por la Secretaría de Salud, pero puestas al servicio del programa Vida Mejor. Pese al millonario equipamiento, las autoridades han decidido no utilizarlas
La ingobernabilidad, un lastre que arrastra Honduras en sus 202 años de independencia
Los historiadores coinciden de que el país desde 1821 ha vivido en constantes crisis políticas, revueltas civiles, dictaduras y gobiernos corruptos que cada vez llevan a la nación a un mayor subdesarrollo
En la última década, la lucha por el poder en el Congreso Nacional, paso del debate respetuoso a los insultos, gritos y golpes.
jue 14 de septiembre de 2023 a las 0:0
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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Los indicadores más relevantes del país revelan constantemente que Honduras, próxima a cumplir 202 años de independencia, aún no encuentra el camino hacia un crecimiento y desarrollo económico sostenible, por el contrario, las crisis políticas internas la hunden cada vez más en el subdesarrollo.
Tras su independencia política de España en 1821 y luego de México en 1823, sus precursores pensaron que con el paso del tiempo Honduras alcanzaría una independencia absoluta, no obstante, al día de hoy el país no ha logrado fortalecer su autonomía política, económica y social, debilidad que cada año a hunde más a la pobreza y la dependencia.
Los indicadores más importantes, como la galopante inflación, el poco crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la falta de empleo, la poca inversión extranjera directa, el mal uso de los recursos naturales, la inseguridad jurídica, aunado a ello la inestabilidad social y política permanente, tienen al país en un permanente caos de ingobernabilidad que no le dejan alcanzar un alto nivel de progreso.
Para el economista Martín Barahona, después de 200 años Honduras continúa en crisis, cuando ya debería ser un país consolidado con mejores niveles de desarrollo, con una institucionalidad fuertes con una población altamente productiva, con una adecuada explotación de los recursos naturales, con buena posición en el mundo y con una buena imagen.
Consideró que el rezago en desarrollo se debe a que la independencia política, en el caso de los países centroamericanos, del antiguo colonialismo español no fue lo suficiente, y a ello se suma la falta de un liderazgo nacional con una visión que permitiera, desde el principio, la escogencia de los mejores gobernantes de una forma democrática, así, como la consolidación de las instituciones para liderar la administración pública.
Todo ello con el fin de que el Estado pudiera lograr, no solo una nivelación en acceso a salud, educación, riqueza y que la población pudiera tener una mayor capacidad para exigirle a sus gobernantes, ya que la democracia no solo tiene que ver con las elecciones, sino también con la participación efectiva de la gente en los procesos de desarrollo, sostuvo Barahona.
“También hay que tomar en cuenta la injerencia extranjera. La independencia política de la corona española no logró contrarrestar y terminar con la injerencia extranjera, la cual ha estado presente en diferentes momentos de la historia de Honduras, no solo en los primeros momentos de la independencia, también lo estuvo en el siglo XX, y aún en la actualidad”, dijo.
Lamentó que “como somos un país pequeño, somos vulnerables a esa injerencia. Aunque también hay que reconocer que en algunos momentos nos ha ayudado a encarrilarnos”.
De acuerdo con Barahona, la historia muestra que Honduras todo el tiempo ha estado en conflictividad.
En tiempos de Francisco Morazán y Cabañas había una gran inestabilidad política, luego vinieron gobiernos autoritarios que terminaron ahí por 1880, posteriormente se entró a la Reforma Liberal, uno de los mejores momentos para el país, pero nuevamente en las tres primeras décadas de siglo XX hubo mucha inestabilidad política: guerra civiles, motivadas en buena parte por injerencia extranjera; las compañías bananeras que a cambio de concesiones financiaban a ciertos caudillos que se peleaban por la presidencia.
Luego, prosiguió el economista, “llegó la dictadura de Tiburcio Carías Andino que atrasó la conformación de un Estado fuerte y verdaderamente independiente. Posteriormente, en los 50, hubo una combinación de gobiernos legítimos y dictatoriales; en los 60 y 70 aparecen los gobiernos de facto, militares ambiciosos”.
Para 1980, dijo el entrevistado, hay un retorno a la democracia formal que permitieron “retomar cierto camino de creación del Estado nacional y de una verdadera independencia, pero resultó que la democracia formal no era suficiente”.
Sin embargo, esa democracia formal no ha logrado traducirse en la conformación de gobiernos y de instituciones que compensen ese rezago histórico más bien en el 2009, cuando el país vivió un golpe de Estado, se dijo una crisis política y seguidamente una reelección ilegal, hasta llegar al tiempo de un gobierno dirigido por una mujer, pero “con una serie de tara, es decir cosas que nos atan al pasado donde los gobiernos no están compenetrados en una verdadera independencia”.
Actualmente, el futuro del país es incierto, no avanza, seguimos con atadura del pasado.
“Cuando llega un nuevo gobierno hay expectativas, esperanzas de que se hagan mejor las cosas, pero se sigue careciendo de una visión de país que nos guie hacia dónde queremos ir, teniendo claro que gran parte de ese futuro depende de lo que cada hondureño se proponga hacer como país”, reflexionó.
Barahona abogó por una visión de país compartida por todos los hondureños, más allá de las diferencias de pensamiento o política.
“Somos un país agrícola, industrial, costero, turístico, deportivo, maquilador, bananero, minero, con toda esa riqueza, la visión de país debe ser algo que nos permita a todos empujar en la misma dirección, cada quien cumpliendo con el mismo propósito. Incluso el Presupuesto General de la República debe estar basado en esa visión de país”, demandó Barahona.
Un país sin ruta
Los diversos sectores sociales coinciden que históricamente Honduras avanzó en el tiempo sin una ruta bien trazada, como resultado hoy cosecha el incremento de una mayor ingobernabilidad reflejada en instituciones como el Tribunal Superior de Cuentas (TSC), altamente politizado y sin su titularidad completa.
A esto sumamos el incremento del desempleo (para marzo representaban el 7.4% de la fuerza de trabajo, según la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas) y un ascenso de la inseguridad jurídica.
Ejemplo claro de esto es que Honduras las autoridades del Legislativo no han podido llegar a consensos para elegir a las próximas autoridades del Ministerio Público, institución que es clave para contrarrestar la impunidad que agobia a los hondureños.
El aumento de la migración (hasta julio de 2023 había 32,736 hondureños retornados, según el Observatorio de Migraciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras), también está entre los problemas que Honduras arrastra, así como el total irrespeto a la Constitución y sus leyes por parte quienes juran cumplirla.
En fin, para el historiador Arnulfo Ramírez, somos su país donde la sociedad cada día se divide más, producto de una identidad que se formó en la época colonial y que tiene los genes de los españoles.
El problema permanente que no deja que el país avance hacia un mejor destino es producto de esa separación social entre conservadores y liberales, enfrentados permanentemente en una lucha de poder y de intereses que no solo ha afectado a Honduras, sino también a Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica que permanentemente viven en una conflictividad políitico social.
Para el historiador Guillermo Varela, ahora existe una sociedad relativamente mejor que la de la colonial. En 1821 Honduras estaba sujeta a una monarquía, luego en enero de 1822 las provincias de Centroamérica pasaron a formar parte del imperio mexicano y fue hasta el primero de julio de 1823 que se obtiene la independencia absoluta.
“Desde entonces comenzó a organizar el Estado jurídicamente, entre tanto se elaboraba la constitución, que terminó siendo la una constitución de un estado republicano federal, aprobada el 22 de noviembre de 1824, se siguió aplicando el derecho español de las cortes de Cádiz, que había creado una ventana relativamente democrática que hablaba de que las autoridades municipales y de gobierno debían ser electas”.
Luego se convocó a la primera elección para elegir al presidente de la República Federal de Centroamérica en 1825, elecciones que ganó José Cecilio del Valle, pero el congreso hizo una interpretación no adecuada de lo que había pasado y se abrogó el derecho de escoger a otra persona que podían manipular y controlar, dándole el cargo al salvadoreño Manuel José Arce.
Este hecho se registra como el primer fraude en la historia republicana de Centroamérica, detalló Varela.
Recordó que cuando no hay respeto a la voluntad soberana y se dan estas situaciones de ilegalidad, entonces el soberano carece de independencia fundamental para escoger su felicidad, su bienestar, sus alternativas.
Entre tanto, para el general en condición de retiro, Romeo Vásquez Velásquez, Honduras viene de un proceso muy largo democrático y varios momentos de dictadura, pero la democracia ha sobrevivido.
Según él, actualmente el país está pasando por un difícil momento por esa forma inadecuada en que la clase política desde hace muchos años viene gobernando a Honduras. Hablamos de una clase política que ha sido negociante, “han llegado al poder para hacer negocios y no para desarrollar a la nación”.
Aún hay esperanzanas de que se registre un cambio dentro del marco de la democracia y la libertad, actualmente pareciera que estamos retrocediendo en vez de avanzar. Si se quiere progresar se deben romper esas viejas estructuras que nos han venido gobernando incorrectamente, afirmó el militar retirado.