TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Perdieron los estribos en el salón de sesiones del Congreso Nacional, uno como parte de su insurrección legislativa y el otro por salir en “defensa” de sus compañeros de bancada.
Ambos diputados resultaron afectados por los altercados protagonizados el miércoles anterior en el hemiciclo, pero fue el congresista del partido Libertad y Refundación (Libre), Jari Dixon, quien se llevó la peor parte al recibir un puñetazo en su pómulo izquierdo de parte del legislador del Partido Nacional, David Chávez.
El parlamentario cachureco afirmó que “él sabe -refiriéndose a Dixon- la actitud que tomó tirándole cohetes a Waleska Zelaya y Oswaldo Ramos Soto; no podemos tirar la piedra y esconder la mano, tenemos que ser responsables de nuestros propios actos”.
“Como humano creo que fallé, son cosas que no deben de suceder, pero nadie puede estar alegre cuando empiezan a vulnerar los derechos de las personas y todo tiene un límite”, agregó. El abogado aseguró que la agresión en perjuicio de su colega no fue un asunto personal y, por el contrario, lo exhortó a discutir con ideas, dejando a un lado el caos.
Aunque no dio nombres, mencionó que en la bancada de Libre hay diputadas que se dedican a la brujería al ser víctima de arañazos, patadas, así como otras ofensas de sus detractores.
Sin rencor
De su lado, el congresista del partido de izquierda salió al paso, aclarando que “no tengo rencor a nadie, nunca he tenido ningún problema con el diputado David Chávez y jamás pensé que asumiría esa posición”.
“Creo que las luchas políticas son eso, pero uno no puede ser enemigo absolutamente de nadie”, sostuvo.
Dixon reaccionó extrañado por la acción del aspirante a la alcaldía capitalina por el partido de la estrella solitaria.
En relación con el señalamiento de la práctica de brujería dentro de la bancada de Libertad y Refundación declaró que “tienen que probarlo, sí hemos oído de gente que se droga y después procede de forma violenta dentro del Partido Nacional, pero eso hay que probarlo”.
