Siempre

Artículo de Octavio Carvajal: 'El exorcista”

Si en púlpitos inicuos no echaran salvaciones a políticos sucios y matones, ninguno andaría regando agua bendita en su maldita vida

25.04.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Corría el año 1990 con apenas dieciocho meses en las aguas del periodismo, iniciando el régimen del extinto Rafael Leonardo Callejas Romero, cuando, accidentalmente, conocimos a Porfirio Lobo Sosa siendo rector de la muerta Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (Cohdefor). Trece años después, lo tuvimos de cerca y de lejos en su afán presidencial.

Era afable, con menos trabas propias, políticas y judiciales. Tras la abrupta caída de su pana Manuel Zelaya Rosales, llegó al trono con su “Cambio ya”, curtido de ofertas para acabar en más de lo mismo. Las mismas caras, las mismas estafas y, como dice Nasralla, la misma prensa nociva, servil y pudiente que marca y se desmarca según la clientela. ¡Prohibido olvidar!

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Fichas

Casi con los mismos picos que cantó la Fiscalía en su pliego “Hermes”, así rigió “Pepe” Lobo. Absolvió a todo mundo, desde “golpistas” (empresarios, banqueros y gringos) -mote de ebrios adeptos de “Mel”- hasta los más grandes abusos y atracos, gracias a las diplomacias vulgares forjadas en los “Acuerdos de Cartagena”, pero “el tarifado soy yo”.


El serio problema casero es el olvido, comedido, pensado, acordado o de provecho. Así muchos, nos ven tontos, al menos eso idean. Lobo Sosa no es ningún llano. Vendió a quien quiso, toleró favores, estafas y homicidios a todo nivel. Al son de “no me di cuenta”, “cuándo ocurrió eso”, “calladitos se ven más bonitos”, así se la llevó en su fúnebre gestión. ¡Pobre Julito! ¿Verdad, cuñada?

Igual juró cuando su hijo Fabio Lobo le camufló en su cerca a unos “capitalistas” donde, en fotos, se ve relajado y risueño con Javier Rivera Maradiaga, hermano de Devis Leonel, (Los Cachiros) vistos así por su padre Isidro “Don Chiro” Rivera. Dime con quién andas… y me dirás que “el delincuente soy yo”. Eras que no recordarás, pero te conozco, mosco.

Licores

Borracho de poder, como también pasó aquel con su mimada “cuarta”, “Pepe” no toleraba críticas de prensa (muy poca) que le hería el pus y las pifias. Típico y “grato” al reír, insondable e ingrato en su reacción. Así actuó con su Policía, dirigida por un hilo de podridos. Un 7 de diciembre de 2011, sicarios mataron a Alfredo Landaverde. Otro nicho sin rosa.

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“Lamentamos mucho su muerte”, dijo Ricardo -un oficial de la Policía- que llegó al lugar del crimen a valer su sangre ante la mafia; como quien dice “misión cumplida”. Así, también enterraron políticos en Colón, en San Pedro Sula, en Tegucigalpa, en Atlántida… El 9 de mayo de 2012, raptan a Alfredo Villatoro, jefe de noticias de HRN, íntimo y “jefe Hermes” de su mando. Siete días después (el 15) lo matan en una solitaria calle de la colonia Las Uvas. El 24 de junio de 2014, fuerzan a Aníbal Barrow (otro de sus peones) y lo ultiman en las cañeras del norte.

Goles

Entre casi 80 crímenes, el Cachiro Devis Leonel -vocero y testigo en la Corte del Distrito sur de Nueva York- confesó que su clan ordenó matar a Villatoro y a Barrow. De premio, estos capos gozaron el mundial de Sudáfrica en comparsa con reporteros leales al jefe. El cantante nos dijo que reposaron en un hotel al pie de la jungla. ¡Ricas cortesías!

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Los cronistas se asustaron y, de paso, se alegraron al ver, en medio de la espesa selva, a un lobo sigiloso, cuidando de que sus picos se sintieran igual de mamíferos y grandes como el de las jirafas, la más alta especie terrestre. Ágapes de los que casi nadie se entera, pues los “Hermes” siempre lideran las voces en gloriosos canales de difusión, “el bandido soy yo??.

Narcos

Así se pasó la mayoría de invitados, narrando y cerrando casos como las muertes del abogado Eduardo Gauggel Rivas y su hijo Jesús Gauggel en abril de 2015. Su retoño era diputado liberal. Por pactos políticos, a su puesto llegó su suplente Carlos René Fernández Rosa, hermano de Héctor Emilio Fernández Rosa, alias “Don H”, extraditado por narco y penado a perpetua en Estados Unidos.


Meses después, Fernández Rosa, en un vago y velado hecho, fue herido por la Policía; lo dejó inválido. Así los líos. Así, igual, le pasó a Ricardo Álvarez. Un corte de “Pepe” Lobo lo “mató” en su camino al sillón. Otro con nicho y sin rosa. Lobo se chifló y nos clavó a JOH tras olvidar, a su gusto, el saqueo al Seguro Social. Hoy, “el exorcista”, dice que JOH es el único megaladrón. Aquí el diablo riega agua bendita, “el bandido y asesino soy yo”.

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