TEGUCIGALPA, HONDURAS.-En cada respiro, el expresidente Porfirio Lobo Sosa desnuda más y más su pique con su otrora querido delfín Juan Orlando Hernández Alvarado. Con pocos adeptos que no le temen a JOH, Lobo Sosa anunció un grupo político paralelo –tipo caperucita-, según dijo, para expulsar al hombre del Partido Nacional y, de paso, tumbarlo del poder de la nación.
Aunque Lobo Sosa admite que la Maccih debe seguir en Honduras, insiste que este organismo no toca con el pétalo de una rosa al pestilente mandato de JOH, sino que se ensañó contra “Mi Rosa”, cautiva y pronto a ser condenada por presunto rizo de delitos siendo Primera Dama de 2010 a 2014.
El vecino de “Mel” solo ve los males de JOH.
Repetición
“Todos vamos por el cambio”, se llama la corriente disidente azul del exjefe. Nos suena a su cacareado eslogan del “Cambio ya” de 2009 con el que llegó al trono de la mano de su entonces íntimo JOH, a quien bendijo para dirigir el Congreso Nacional. Luna de miel donde, a su manera, dos o tres empinaron el codo en su domo. ¡Prohibido olvidar!
Ideamos que este “cambio”, con las mismas caras y vejetes de siempre, podría no tener el éxito esperado en las bases cachurecas mientras el Indómito tenga el bastón, a menos que a escondidas se fortifique la escuálida y nueva criatura de “Pepe”, pues muchos no quieren quemarse por temor a sinfín de venganzas en caminos de la política vernácula.
Lobo Sosa insiste que JOH no está “apto” para dirigir el país, que lo tiene ingobernable. Empero, en 2013 fue usted señor expresidente que terco repetía que el Indómito era el hombre para mandar. Tal vez ahora no rememore porque –como todo jefe- estaba en las nubes, vendiendo y derribando estorbos junto a parientes, cercanos y partidarios.
Tufo
Insistimos: ¿Qué falló entre ustedes si eran uña y mugre? Lejos de juicios contra Rosa Elena, Ramón Lobo y compañía, Lobo Sosa está tan ardido con su expupilo que prefiere sufrir una corte estadounidense (aunque no sea narco) que digerir los golpes de la Maccih por su presunto complot con el mandatario. ¿Ha olido algo de usted por el norte?
Es “traidor”, mutiló el Partido Nacional y ninguno de sus socios “apoyan sus tonteras” le dice frente a la prensa. ¿Y usted no fue su profesor? Lobo Sosa perdió la razón. El señor de El Chimbo no admite que siendo rey se nubló y premió a nutridas víboras, entre periodistas y otros lagartos que alaban o hunden políticos y empresarios por cobardes y codiciosos.
Por más que un dignatario intente ocultar sus abusos, picardías y robos, los cascabeles no salvan a nadie de sus líos dentro o fuera de un gobierno ni mucho menos ya presos.
Ricardo Álvarez, siendo alcalde, le cedió el cupo en 2009 y luego Lobo Sosa lo derribó y enterró de la forma más vil y colocó a JOH. Algo suyo aprendió el hombre mientras fue su fiel comparsa.
Al partido caperucita, juran su padre, podrá ingresar quien sea, del color que sea, del estrato que sea, pero lo cierto es que quien sea, deberá ser cauto porque entrará a tierra de lobos de mucho colmillo de todo tamaño y calaña.