Tegucigalpa,Honduras
Entre 1950 a 1960, miembros de la etnia garífuna emigran hacia la capital. A su llegada traen consigo su amplia cultura, costumbres y tradiciones. El baile punta en los actos cívicos de las escuelas y eventos artísticos, el casabe que repartido en las reuniones se ha convertido en un manjar, forman parte de su legado.
Sin obviar el mínimo verde cocido o en tajadas fritas que es un acompañante imposible de prescindir, entre otros, son herencia de una etnia con 221 años de presencia en el país.
Y qué decir de vocablos como buiti lamuga buellesu (que le vaya bien en el camino), Sigalaga (Tegucigalpa), buiti binafi (buenos días), seremey (gracias) y otras locuciones que ya es común escuchar en la ciudad.
Presencia
De acuerdo con la diputada Yojana Bermúdez, en la capital habitan unos 5,000 ciudadanos afrodescendientes, quienes han dejado sus comunidades para buscar mejores perspectivas de vida.
Ellos se han radicado en cada barrio y colonia de la capital, pero la mayor concentración se da en Los Pinos, Villa Nueva, Kennedy, Reparto por Arriba y por Abajo y Bella Vista. En cada uno de estos sectores plasman su huella de tradiciones y costumbres.
Pero, ¿qué les hace dejar sus comunidades? ¿Y por qué no elegir sectores cercanos a sus pueblos, para estar cerca de sus familiares?
Al respecto, Modesto David Leiva, jefe del Departamento de Bienes Nacionales de la Secretaría de Cultura y las Artes, manifestó que los garífunas eligen el Distrito Central porque aquí es donde se les han abierto puertas y brindado oportunidades de estudio y trabajo.
“Nos hemos desplazado a la capital porque la formación académica no existe en nuestros pueblos, nomás a nivel medio, y en el ámbito universitario no tenemos áreas especializadas”, declaró el funcionario.
Y es que así como ladinos de otras partes del país han emigrado hacia la capital, así también los pueblos garífunas, porque han reconocido que las mejores alternativas de crecimiento se encuentran aquí.
Además de que existe una particularidad que no se da en otras zonas de Honduras y es que la mayoría de los habitantes afrorresidentes en la ciudad se dedican al estudio o al trabajo profesional. “No así en otras ciudades del país, donde se dedican a otras actividades, no es que sean menos, pero no son tan relevantes como aquí en la capital”, aseguró Leiva.
Se estima que la ocupación principal del 60 por ciento de los afrodecendientes que viven en la capital es el trabajo y el estudio.
Promoción cultural
Esta etnia descendiente de africanos y aborígenes caribes ha heredado a la capital la machuca, el pan de coco, pan de mínimo, las conservas y bebidas como el guifiti.
Evidencia de su proyección es el Centro Garinagu, que se encarga de mantener en vigencia las raíces y s
u legado. Laida García, encargada de la recepción y archivo documental Armando Cristiano Melendes, afirmó que este recinto permanece abierto a los capitalinos y extranjeros que quieran conocer a esta etnia.
“Aquí se les ofrece información histórica, que data desde los primeros aborígenes, las tradiciones orales, nuestra población, para los que deseen aprender más de ella”, manifestó el entrevistada.