TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Con lágrimas en sus ojos y sumida en la depresión, doña Albertina Castellanos relata su calvario, pronto cumplirá un mes albergada, no soporta el encierro, quiere marcharse pero no tiene adonde ir.
Hasta octubre habitó en el sector de Loma Alta en La Sosa, sin embargo, fue evacuada, su familia no vela por ella, solo la acompañan los achaques de la edad y el sueño de que le construyan un muro para levantar “su casita”.
Ella es una entre los más de dos mil afectados por Eta y Iota que alojados en 46 albergues capitalinos.
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Las acciones
Sobre la incertidumbre que impera en los albergados, la vicealcaldesa del Distrito Central, Eva López, detalló a EL HERALDO que la saturación de los suelos es un riego que se mantiene vigente.
“Tenemos que verificar, es el Codem el que tiene que definir cuando no hay peligro, mientras no se verifiquen las condiciones que garanticen que no hay ningún riesgo para la vida, no se autoriza el regreso”, recalcó.
Además de explicar que seguirán dotando con la “bolsa municipal” a los albergados, resaltó la existencia de un proyecto de vivienda.
“Tenemos Villa Alcaldía, pero hay listados. Son centenares de personas que han esperado durante años por una casa”, explicó.
Sobre esa posibilidad, dijo que la comuna tiene disponibles seis manzanas para retomar el proyecto habitacional que está en el kilómetro ocho en la carretera hacia Olancho.
“Hay un problema, se entregaron hace un año 123 casas, los que recibieron, por lo menos 80 regresaron a una zona de riesgo y alquilaron la casa”, lamentó.
En cuanto a las evaluaciones de daños que realiza la comuna, el primer regidor Juan Carlos García informó que hay diez equipos de ingeniería trabajando para definir qué zonas ya no deben ser “rehabitadas”.
“Los equipos los integran personal calificado de la Unitec, UNAH e incluso de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón”, manifestó.
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Enorme necesidad
En su vientre crece la próxima reina o rey de una vivienda inexistente, a Maricela Estrada se le pronosticó que dará a luz los primeros días de diciembre.
“Vivía en un cuartito junto a la casa de mi hermano en el sector 8 de la Villa Nueva, el cuarto se dañó y ya cumpliré diez días en este albergue”, expresó.
El caso de Maricela es uno de los 120 detectados por un trabajo de campo realizado por el exregidor Cárlenton Dávila.
VEA AQUÍ EL LISTADO DE ALBERGUES HABILITADOS A NIVEL NACIONAL
Desde que inició la emergencia el ingeniero de profesión, por iniciativa propia inició un recorrido por las zonas vulnerables del Distrito Central y compartió con este rotativo sus hallazgos.
“Hay 80 casas que tienen daños leves, pero aún pueden ser habitables, las demás no”, indicó.
En ese sentido, garantizó que una solución a corto plazo no es reubicar, lo que se necesita son muros de contención.
“En la capital hay unas 200 zonas que no son habitables e históricamente no han resuelto esos problemas. Los habitantes hacen cortes en zonas inclinadas pero no hacen el muro que contiene el paredón, por eso cuando llueve tienen problemas de deslizamientos”, garantizó.
Para Dávila, las zona más afectada es el sector F de Los Pinos. A su criterio, las autoridades tienen que identificar a los “verdaderos afectados” ya que logró detectar que “hay damnificados de oficio”, pues el principal problema de los menos privilegiados es “la pobreza”.
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