TEGUCIGALPA, HONDURAS.-En una realidad caracterizada por las dificultades financieras, baja empleabilidad y la pérdida de valores familiares y morales arraigados, cada familia se ve confrontada con desafíos significativos.
La falta de manejo adecuado de estas situaciones puede desembocar en impactos negativos para todos sus miembros, sumiéndolos en disfuncionalidades.
¿Pero cómo puede proteger la integridad emocional y psicológica de sus hijos en tiempos inciertos? En esta edición, ahondamos en algunas medidas a tener en cuenta para mantener un ambiente familiar sano.
Una clave es mantener la calma ante la crisis. Ya sea que sus hijos sepan o ignoren los problemas que como pareja están atravesando, lo que sí percibirán es la manera en que abordan las dificultades y el trato entre el binomio.
En todo momento, procure discutir temas álgidos, ya sean de pareja, económicos o emocionales, como un equipo, manteniendo siempre un trato cordial y asertivo. Si los ánimos están caldeados, lo mejor es esperar un mejor momento para hablar, sin prolongar innecesariamente.
Pese a las dificultades actuales, no pierda de vista que su principal responsabilidad y su mayor privilegio en la vida son sus hijos.
De igual forma, enfrente los temas de adultos en privado. Nunca permita que los menores atraviesen el trauma de escuchar o ver a sus padres envueltos en discusiones acaloradas o, peor aún, violentas.
Si es literalmente imposible hablar de ciertos temas en el hogar sin ser escuchados por los menores, lo mejor es salir y tratar dichos asuntos en otro entorno. La terapia de pareja profesional es definitivamente una muy buena idea.
Establezca límites
Evite involucrar a sus hijos en problemas de adultos para obtener su apoyo o desacreditar a su cónyuge.
Preservarlos de presenciar conductas perjudiciales como el uso de sustancias, exceso de alcohol o abuso moral es esencial para evitar sentimientos de desorientación e incertidumbre causados por conflictos entre los padres.
¿Discutir frente a ellos?
La constante observación de discusiones intensas entre los padres puede causar serios problemas psicológicos en los hijos, como dificultades en la comunicación, baja autoestima, falta de confianza y problemas para gestionar conflictos.
Esta exposición repetida a tensiones puede influir negativamente en su percepción de las relaciones, creando un modelo de comunicación disfuncional.
Clave
Estructura y disciplina son esenciales en la formación de niños desde temprana edad. Los pequeños necesitan marcos de referencia y límites claros para sentir seguridad.
Incluso en dificultades, ambos padres deben mantener consistencia en reglas y límites, proporcionando un entorno predecible que contribuye al desarrollo emocional y cognitivo de los niños.