Obras de mitigación no serán suficientes para contener inundaciones en Honduras
Algunas obras se encuentran paralizadas debido a las fuertes lluvias, otras ya fueron adjudicadas a las empresas responsables, pero no estarán terminadas a tiempo para este invierno que culmina el 30 de noviembre de 2023
Aunque las autoridades iniciaron desde 2022 a realizar trabajos de mitigación, en algunas zonas aún no ha culminado, lo que afectará al haber fuertes lluvias por fenómenos naturales.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Honduras está realizando obras en los puntos vulnerables para mitigar el impacto de las lluvias en algunas comunidades que durante el invierno quedan bajo el agua, aunque expertos prevén que eso no evitará que se tenga que evacuar a algunas personas que viven en zonas inundables.
La Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT) adjudicó varias licitaciones para que las empresas realicen trabajos de dragado, desazolvamiento de ríos y sobreelevación de bordos, así como la construcción de cajas o puentes que se habían caído.
“Se han iniciado algunos trabajos, pero no creo que logren terminarlos a estas alturas para esta temporada, por lo tanto, vamos a seguir teniendo problemas, vamos a seguir teniendo inundaciones, muy probablemente se tenga que evacuar algunas zonas, a algunas personas por la cercanía y vulnerabilidad que se presenta donde viven”, lamentó el exdecano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Nabil Kawas.
El docente se refirió específicamente a las licitaciones de las empresas El Tablón, Llanitos y Jicatuyo, que -según estudios- serían un alivio para apaciguar las inundaciones en el Valle de Sula, donde año con año las personas viven en zozobra con las crecidas de los ríos Chamelecón y Ulúa.
Desde 2020, con las lluvias que dejaron los huracanes Eta y Iota, el Valle de Sula ha sido blanco de inundaciones, al punto que familias completas tuvieron que emigrar, mientras que otras viven en constante temor cada vez que llega la temporada de huracanes en el Atlántico (que inicia en agosto y termina el 30 de noviembre).
En la zona sur, ya sea en las costas o en las comunidades que quedan a lo largo del río Goascorán, también se vive la misma situación: los pobladores se ven obligados a huir para no ser arrastrados por el mar o ríos.
En el país son varios los departamentos propensos a inundaciones, pero hay otros donde a causa de la saturación de suelo también hay deslizamientos que se terminan llevando calles, carreteras y hasta puentes.
De acuerdo con el Atlas Climático de Gestión de Riesgo de la UNAH publicado en 2012, el 51.4% del territorio de Gracias a Dios es inundable, mientras que en Atlántida es el 30.2%.
En Valle, donde está ubicada la Costa de los Amates, el 26.6% es propenso a inundaciones y en Choluteca, el 23.2%. En Colón el porcentaje vulnerable es 21% y en Cortés 15.9.
En términos generales, “el 12% del territorio nacional es susceptible a inundaciones”, menciona la investigación.
Bordos, la medida más inmediata
Las autoridades tienen mapeadas las zonas que históricamente resultan afectadas por inundaciones, incluso realizaron un plan de trabajo para realizar obras de reconstrucción y prevención en zonas de desastre.
El mapa fue divulgado en 2022 con las lluvias registradas en ese año, aunque las autoridades no dieron detalles de los avances.
Este rotativo conoció que en la zona norte, justo en el Valle de Sula, removieron el sedimento del meandro (curva pronunciada) a la altura de La Lima para dragar 22,000 metros cúbicos. En ese mismo municipio, pero en el canal de Marimba, desde mayo estaban con la reparación de 700 metros de bordos, por donde se filtraba el agua.
En El Progreso, Yoro, también se estaban realizando reparaciones en los bordos. El ministro de la SIT, Mauricio Ramos, afirmó a mediados del año que se necesitaban 3,000 millones de dólares (74,160 millones de lempiras) para rehabilitar toda la infraestructura en el valle de Sula.
“Sabemos de la vulnerabilidad que sufre la zona norte, que los ríos Chamelecón y Ulúa siempre se desbordan y la estadística que hemos encontrado como gobierno es que hace más de 20 años no se han desazolvado los ríos y sumado a la deforestación de las cuencas altas, eso ha producido que el sedimento se vaya acumulando en estos sectores y cuando vienen los huracanes se inunden estas zonas”, dijo.
EL HERALDO Plus intentó comunicarse con el ministro de la SIT para saber si la cifra había cambiado y para conocer detalles de cómo avanzan las obras en el Valle de Sula y otros puntos del país que usualmente resultan inundados por las lluvias, pero no contestó las llamadas ni mensajes.
En diálogo con Juan José Reyes, jefe de sistema de alerta Temprana de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), este rotativo conoció que se han emitido sistemas de alerta temprana para “reducir el riesgo y tener mecanismos de alerta de alarma”.
“La SIT ha hecho trabajos de rehabilitación de los bordos”, comentó de forma puntual, refiriéndose a las obras realizadas en el Valle de Sula.
En el departamento de Valle, específicamente en la Costa de los Amates, señaló que se está trabajando en una borda para desarrollar una caja puente, pero “las lluvias han sido muy fuertes”, por eso los trabajos están paralizados.
La información fue confirmada por el alcalde de Alianza, Valle, Faustino Manzanares, quien respondió en un mensaje que “en estos momentos está parada la construcción por las lluvias”. Al ser consultado sobre el avance del proyecto, no respondió más.
EL HERALDO Plus también recorrió la zona, evidenciando que las comunidades siguen incomunicadas, mientras los trabajos de construcción están abandonados. El río también se observa crecido, por eso las personas se cruzan en lanchas. Cuando el caudal baja pasan caminando.
La presidenta Xiomara Castro visitó el lugar en 2022. Además del puente prometió bordos, todo valorado entre 150 y 200 millones de lempiras.
Solo el departamento de Valle, ubicado en el sur de Honduras, mide 1,618.25 kilómetros cuadrados, pero 431 kilómetros (el 26.6%) es vulnerable a inundaciones, según el Atlas Climático de la UNAH.
En el caso de Francisco Morazán, donde está la capital política del país, solo el 2.2 del territorio es inundable, aunque el mayor problema está en los deslizamientos de tierra.
En 2022, la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) enlistó las 100 colonias en riesgo de inundaciones y desde inicios de 2023 informó que realizan trabajos de dragado en los ríos que pasan cerca de estas zonas.
Además, enumeró las colonias propensas a deslizamiento, advirtiendo sobre las medidas que se deben tomar en caso de alertas. Lo principal es evacuar cuando la situación lo amerita.
Un ejemplo claro es la falla geológica en la colonia Guillén, donde cientos de familias perdieron sus casas porque quedaron destruidas.
La medida más rápida para la AMDC fue obligarlos a salir de sus viviendas, pero como no tenían apoyo, muchos se vieron orillados a regresar. La falla se reactivó con las lluvias reportadas en 2022; la alcaldía dijo que realizaría construcciones de muros y canalizaciones de agua, porque el movimiento de ladera sigue en la zona por tres acuíferos que existen en el lugar.
El problema es que los trabajos se realizan a pasos lentos y los fenómenos meteorológicos siguen afectando al país. Copeco informó que este martes (24 de octubre) ingresa un sistema de baja presión que -tentativamente- golpearía a la zona sur, oriental, pero que el centro del país también se podría ver afectado.
“Vamos a ver qué acciones son las que vamos a extender por este fenómeno que nos va a afectar”, mencionó de forma escueta Juan José Reyes.
No deben ser medidas temporales
La temporada de huracanes en el Atlántico inicia cada año en agosto y finaliza en noviembre. Durante estos meses, la zona norte, atlántica, oriental y parte del centro se ven afectadas por fuertes lluvias que, posteriormente, dejan inundaciones.
Con los frentes fríos, cuñas de baja presión o cuñas de alta presión, dependiendo de los vientos, también otras zonas del país resultan afectadas.
En varias ocasiones, las autoridades han prometido tomar medidas, pero las acciones más inmediatas se basan en la reparación de bordos, de puentes y calles dañadas.
Para el docente y exdecano de la Facultad de Ciencias de la UNAH, estas acciones no son suficientes, especialmente porque en algunas zonas hay “mal manejo de los bordos” porque se permite que las personas vivan encima y se deterioran más rápido.
Además, denunció que “son mal construidos, mal diseñados y cuando vienen las grandes lluvias, las intensas lluvias en la costa norte, eso no ayuda en nada a hacer el control que se necesita”.
Dijo que las medidas a corto plazo en este tipo de actividades es muy difícil hablarlas porque son casi nulas y que “la única medida a corto plazo es evacuar, sacar a la gente de donde vive y sacar a la gente de donde vive usted sabe el costo que se tiene, económico, social y económicamente”.
Añadió que cuando empiezan los frentes fríos -que son fenómenos meteorológicos muy potentes- influyen en el movimiento y desplazamiento de los huracanes.
“Recordemos el (huracán) Mitch, que tuvo un problema grave, que no había frente (frío) y se acercó a nuestras costas y cuando ya estaba casi encima nuestro se le metió un frente y lo detuvo, ese fue el desastre más grande que nosotros tuvimos acá en el país”, recordó.
Puntualizó que en la zona occidental no se observa tanta inundación -aunque sí se observan casos- debido a que es montañosa, pero hay deslizamientos, deslaves, cortes en las carreteras y puentes que fueron mal construidos porque no soportan el caudal de las aguas que bajan de las montañas y se destruyen.
En el oriente ocurre prácticamente lo contrario, lo que se evidencia en las constantes inundaciones en el departamento de Gracias a Dios, donde recientemente las viviendas estuvieron rodeadas de agua por las fuertes lluvias.