Cada generación posee unas características y tendencias comunes debido a la influencia que ejerce en las personas el medio en el que viven desde la infancia. En la actualidad, la generación que se encuentra en la etapa más “productiva” de la vida recibe el nombre de los millennials.
Se considera que la generación de los millennials es la de las personas que han nacido, entre los años 80 y el 2000. Estas crecieron en una era de rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y bajo el paraguas del bienestar económico.
Son sociales y tienen amplio conocimiento de los medios de comunicación en los que pueden expresarse. Dan importancia a la imagen y a la estética personal.
La mercadotecnia también ha influido en los medios de comunicación, promoviendo determinadas películas, series, libros, modas… que han jugado un papel importante en la configuración de unas necesidades y una forma de vivir.
Esta generación, que ha disfrutado de buenos niveles de bienestar, vive un duro despertar. Porque “la realidad” no se adecua a lo que “les vendieron”.
La cara más oscura de esta generación, que ha hecho de las prisas y apremios la norma, se traduce en un aumento de los suicidios, de las adicciones de todo tipo, del absentismo escolar, de la depresión crónica y del sentimiento de frustración, que en muchos casos se transforma en violencia y desadaptación.
Es una generación que está mejor preparada académicamente que las anteriores. Muchos han tenido oportunidad de viajar por el mundo desde muy jóvenes, de estudiar en las mejores universidades y de trabajar en empresas multinacionales y extranjeras.
Esta generación está marcada por cierto individualismo y muestran poco interés por la religión en general. La creencia en la existencia de Dios es difusa. El enfoque se centra en el ser y en las opciones de crecimiento, más bien de tipo personal. Sin embargo, la necesidad de vincularse a un grupo humano y compartir sigue latente bajo la forma de grupos de amigos en las redes sociales.
Son exigentes y no dudan en expresar su opinión si algo les gusta o les disgusta. Tienen interés en la creación o participación en organizaciones sociales y en la economía colaborativa. Tienen una mayor conciencia del impacto del ser humano sobre el medio ambiente y toman medidas para crear una sociedad más sostenible.
Muestran cierta impaciencia a la hora de conseguir sus objetivos y no dudan en abandonar un trabajo o empresa si el trabajo que realizan no les llena lo suficiente. Esta generación ha vivido en un mundo donde importa más la satisfacción inmediata que el trabajo duro.
Se retrasan algunas etapas de la vida adulta, como puede ser adquirir compromisos como el matrimonio, tener hijos o un trabajo “para siempre”. Los padres de la generación millennial solían ser personas que trabajaron muy duro para poder dar lo que consideraron mejor para sus hijos.
Por el contrario, esta generación tiene otras prioridades y buscan un trabajo que además de representar una ganancia económica, pueda tener relación con su propio desarrollo como persona, que tenga una flexibilidad horaria, dinamismo y sobre todo un buen equipo de trabajo. Se fomentan otros ideales de vida, que en muchas ocasiones chocan con la visión de las generaciones anteriores. Para ellos compromiso y responsabilidad pueden estar unidas a la flexibilidad.
No toleran la figura del jefe autoritario que les dice lo que tienen que hacer. Prefieren al líder que une esfuerzos y habilidades. El trabajo en equipo les motiva porque es un espacio donde tienen algo que decir y aportar al conjunto.
Están abiertos a la diversidad cultural, sienten interés en conocer diferentes perfiles y formas de vivir la vida. Poseen además gran capacidad de trabajar en muchos frentes a la vez, suelen adaptarse con facilidad a los cambios de condiciones y hábitat. También se los reconoce por su volatilidad.
Sentido práctico
Al millennial le aburren los discursos de contenido puramente intelectual en el ámbito que sea. Valora la autenticidad, aprende con el ejemplo, le gusta la aplicación práctica de los conocimientos y enseñanzas y busca resultados inmediatos o a corto plazo.
Puede resultar muy útil darse cuenta de sus puntos fuertes para potenciarlos. A su vez, resulta de gran ayuda detectar las causas de ciertos malestares y conflictos para no repetir dinámicas.
Pero, a veces, resulta inquietante la finalidad con que se investiga sobre los rasgos psicológicos de una generación para promover el consumo de determinadas marcas o productos, adaptarse mejor a la producción y economía de las empresas y lo previsible que es para ciertos medios detectar las necesidades del conjunto con fines consumistas.
Sobre la base de lo descrito anteriormente, podemos optar cada uno por potenciar un vivir que enseñe a conocernos y a mejorarnos según nuestra propia naturaleza.
Podemos aprender a apostar por una cultura activa y participativa que ponga en práctica las cualidades de cada persona, ampliando horizontes y abierta a todas las posibilidades. Podemos potenciar y optar por una educación que transmita el saber discernir y pensar, y no simplemente obedecer.
Podemos aprender a desarrollar un vivir más creativo y genuino. Así, tal vez, haciendo de cada uno de nosotros un ejemplo individual de transformación y de despertar interior, podamos construir un mundo esencialmente mejor para las nuevas generaciones.