TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Imagínese despertar cada día con la sensación de una brasa en las piernas y que solo el levantarse de la cama sea una batalla en solitario porque no hay ayuda.
Así es la vida de María Inés Izaguirre, una mujer de 70 años que vive en la colonia 14 de Marzo, cerca de Calpules.
La fuerza que una vez tuvo para enfrentar la vida ahora se ve mermada por unas úlceras que brotaron en sus piernas y le dejan un dolor que la consume lentamente y le impiden ganarse el pan de cada día.
El daño no solo es físico, es emocional y mental. Cada día que pasa, María se siente más atrapada, como si su cuerpo fuera una prisión de la que no puede escapar con facilidad.
“Hay noches en las que el dolor no me deja dormir. El calor en mis piernas me quema, y cuando me quitan las gasas, siento como si mi piel se arrancara con ellas”, comentó con tristeza; la enfermedad lleva un año en su piel.
A pesar de todo, María sigue luchando, pero esa lucha tiene un costo. Un costo que se traduce en más de 1,500 lempiras al mes solo en pastillas para el dolor, y más de L1,000 en cremas para intentar aliviar la piel rota por las úlceras.
Pero esos números no son solo cifras; son días sin comida suficiente, noches de insomnio y una preocupación por cómo va a continuar, porque no tiene dinero para seguir vendiendo tamalitos ni las tortillas que elabora.
María no quiere ser una carga; su deseo es recibir un tratamiento para sus piernas o contar con los fármacos que alivian su dolor, y seguir ayudando a quienes dependen de ella. Si gusta ayudar llame al 9541-5495 o 9455-0045, número de los periodistas